Escapar hacia el pasado patriarcal: el caso de Old Spice

martes, 13 de diciembre de 2011
Si bien el pasado post acerca de la campaña sexista "Huele como hombre" de Old Spice me había reportado la satisfacción de un relativo mayor interés de l@s internautas por este blog, había pensado dejarlo de lado, temas para escribir hay montones. El caso es que, visitando el blog Zancada ("Cosas de minas" reza su lema), me encontré con un banner de esta campaña. Intrigado por cómo estarían desarrollándola y queriendo confirmar si es que habían acogido mis críticas sobre "sitio en construcción", decidí darme una vuelta y me encontré, en la sección "Guía del hombre", con lo siguiente:



Hablar sobre las consecuencias de la celebración del modelo hegemónico de masculinidad en una campaña publicitaria es redundante. Creo, sin embargo, que existen bastantes elementos que dan bastante qué pensar:

1. Todo tiempo pasado fue mejor. Hoy ya no existen los "hombres de verdad", para encontrarlos debemos regresar a los tiempos de nuestros abuelos. Desde el papel tapiz, pasando por los dibujos de los varones con un jarro de cerveza, hasta la representación de los niños rugbistas, la clave de ser varón está illo tempore. Hoy todos son/somos blandengues, "sensibles", en fin, nada que valga la pena. ¿En quién podemos refugiarnos? Los sacerdotes ya no nos dan confianza (el abuso sexual podría estar a la vuelta de la esquina), los profesores no son capaces de controlar a sus alumnos (en la TV vemos cómo les pegan), a tanto "maricón" vende tanto disco hoy en día...

2. No hay nada que pensar, la violencia es la respuesta. El rugby, el fútbol, la cerveza son "nuestros" gustos... con ellos dejamos de reflexionar (con dos tragos, no cuestionamos nada) o sentir (capaz que nos pongamos mariconamente tiernos) , el "hacer" es la vía de escape. Hacer que implica ir contra alguien, como sea, para (de)mostrar que no somos débiles. El chico de polerón oscuro, cayendo gracias a lo fuerte que lo hemos empujado (en el dibujo de los niños rugbistas), a fin de cuentas, es nuestra "debilidad" ("femineidad"), a la cual hemos conseguido vencer. Estamos a salvo... por el momento.

3. Estás conmigo o contra mí: si no compras Old Spice, eres un amariconado. Agregué una flecha para destacar la frase "Si después de leer nada te interesa, eres una niñita!". Pues bien, parece que soy niñita: si bien me gusta la U. de Chile, encuentro estúpido estar golpeando a alguien porque ganamos o perdimos y no veo los partidos por la tele, la "lucha vale todo" y el box los considero lamentables (por decir lo menos), no veo nada de especial que una mujer consuma alcohol como yo, etc... Pero, lo principal, es que l@s creador@s de esta campaña dividen el mundo en "hombres" y "maricones".

4. "Minas" promocionando "machos". Sin querer entrar en honduras respecto de las decisiones comerciales de Zancada.com., me resulta paradójico que este tipo de publicidad se coloque en sitios web "para mujeres". Conclusiones que se me ocurren:

  • Como aún muchas mujeres compran artículos de aseo para "sus" varones, este llamamiento a la masculinidad tradicional toma en cuenta la división sexual del trabajo doméstico (ellas cuidando del cuerpo de ellos) y se aboca a sus consumidoras finales.
  • Toda publicidad es bienvenida, aunque no tenga nada que ver con el contenido del sitio.
  • El blog es leído por varones "niñitas" que pueden ser rehabilitados con cerveza, box y un buen desodorante ;-)
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Terapia para víctimas de violencia

sábado, 19 de noviembre de 2011
Paralelamente a mis actividades en un Centro de la Mujer de SERNAM, la docencia y la investigación, me dedico a realizar psicoterapia en mi consulta particular. Debido a la especialización que he ido desarrollando en temáticas de violencia, desde hace un tiempo me he especializado en la evaluación y terapia de víctimas de agresión física y psicológica, así como sexual o económica, por motivos de género.

Es por lo anterior que deseo comentar que he decidido dedicarme en exclusividad, en el ámbito clínico, a realizar terapia de reparación de violencia intrafamiliar, así como para víctimas de otros delitos y la evaluación como perito privado de estas situaciones.

A quienes se interesen en conocer más antecedentes de mis competencias en esta área, les invito a visitar la sección de psicoterapia de mi sitio ConductaSaludable, así como las demás secciones de dicha página que describen mis servicios en los ámbitos de intervención social, capacitación, e investigación y docencia.
  
  

Reflexiones sobre prevención de violencia de género con jóvenes

viernes, 11 de noviembre de 2011

Quienes nos dedicamos a realizar intervención social para promover relaciones de género equitativas entre varones y mujeres, nos encontramos con que ejecutar proyectos y programas con jóvenes de ambos sexos resulta un tópico recurrente en nuestra labor. Es por ello que he querido plasmar mis inquietudes y reflexiones acerca de las dificultades y retos que ello nos genera.

En primer lugar, es importante destacar que material en castellano para trabajar con jóvenes varones es aún escaso, pero que aumenta cada día. Hace cierto tiempo había muy poco, casi nada (recuerdo cuando, a fines de los 90, el único principal encontrable en Internet eran programas estadounidenses y europeos, tales como lo que aparecía en Europrofem, todos en inglés), pero la labor de iniciativas de diversas ONGs e iniciativas públicas españolas, latinoamericanas y chilenas ha transformado este escenario. Mucho de este material está orientado a ser ejecutado en el ámbito escolar, lo cual posee diversas consecuencias.

La primera de ella (y tal vez la más importante) es que bastante material (parece que) está planificado para ser usado por profesores/as. Ello implica una lógica (socio)educativa, lo cual frecuentemente conlleva invisibilizar las dinámicas políticas y económicas que subyacen a la violencia de género.

Por otro lado, los y las docentes son agentes legitimados dentro de los establecimientos educacionales, lo cual es muy bueno para ellos y ellas, pero para quienes solemos partir desde fuera, tenemos un gran obstáculo. Hoy en Chile mucha de la intervención comunitaria con niños, niñas y adolescentes se suele realizar por profesionales (psicólogos/as, trabajadoras/es sociales, etc.) contratados/as por ONGs y agencias públicas que acuden a la escuela por un período de tiempo limitado, muchas veces actuando con posterioridad a que otro equipo profesional ya ha pasado por el mismo establecimiento, “prometiendo el oro y el moro”, pero consiguiendo limitados resultados, con el consecuente cansancio por parte de los niños, niñas y docentes. Es esta desazón que uno debe enfrentar, antes de siquiera pensar en (por dar un ejemplo) visibilizar los estereotipos de género en las relaciones de pareja.

Por otro lado, bastante material está aún pensado para ser usado con mujeres y varones por separado. Si bien puede resultar muy entendible desde una perspectiva “de la diferencia” (en el entendido de que las mujeres requieren procesos de concientización diferentes de las de los varones, en tanto deben construir espacios propios de reflexión, lejanos a la violencia normalizadora), ello resulta muchas veces impracticable, en tanto la coeducación es la norma en nuestros países, y segregar a varones y mujeres durante la realización de diversas actividades resulta casi imposible. Debemos, por lo tanto, construir dispositivos de intervención adecuados a la realidad más frecuente, en vez de la que consideramos que sea la mejor. Ello no significa, sin embargo, que durante las actividades no resulte necesario construir grupos sólo de varones y mujeres, pero usarlo como norma puede resultar cuestionable.

Otro reto clave que podemos notar es que, al encontrarse varones y mujeres presentes en el mismo espacio, resulta claramente difícil llevar a cabo actividades que desnaturalicen la violencia de género sin que los varones se sientan atacados y establezcan defensas “en bloque”. Más allá de lo justo que resulte mostrar que los varones son típicamente los agresores de sus compañeras mujeres, ello no resulta tan conveniente en términos estratégicos –al menos, no del modo exactamente en que se suele presentar en ciertos materiales. Aumentar las resistencias tradicionales que poseen los varones hacia reconocer que poseen mayores privilegios por sobre las mujeres (y toda la conveniencia que eso conlleva) no sirve para el objetivo final: que tanto hombres como mujeres se movilicen por cambiar esta realidad injusta.

Tal vez esto pueda sonar condescendiente para con los varones, o falta de fuerza para enfrentar la violencia que el patriarcado conlleva. Mi perspectiva está muy lejos de ello. Por el contrario, lo que sugiero es que debemos adaptar nuestras estrategias a la realidad que vivimos, y ella nos suele mostrar que las mujeres poseen mayor facilidad para tomar consciencia de lo que se pierde con el orden hegemónico de género, mientras que a los varones –en general– este proceso resulta más difícil. Desde mi punto de vista, resulta necesario que ambos avancen en el mismo grado en el cuestionamiento del patriarcado, toda vez que sólo se le transformará si tanto varones como mujeres actúan: la acción de un solo género no basta.

Otro desafío resulta ser equilibrar lo experiencial, lo emocional, fundamental para la toma de consciencia, que implica un proceso más consumidor de tiempo durante las sesiones (como en el caso de ciertos juegos y dinámicas), con lo racional, “los contenidos” (v.gr. conceptos como patriarcado, género, las formas de la violencia en la pareja, etc.) que pueden tratarse en una sesión, más rápido, pero que no poseen la riqueza de la transformación personal, profunda. La respuesta obvia a esta cuestión es el equilibrio. Lo señalo, simplemente, porque en la práctica realizar esto no resulta tan simple.

Finalmente, al menos por una cuestión personal, considero que el hecho de que varones nos estemos implicando progresivamente en intervención en género resulta una experiencia interesantísima. Mostrar que la lucha contra el patriarcado no es sólo “cuestión de mujeres”, sino que de todas y todos, potenciará el trabajo en este sentido. La Red Entrelazando constituye una bella muestra de cómo mujeres y varones luchamos juntos por un objetivo.

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Invitación a seminario sobre violencia intrafamiliar

miércoles, 9 de noviembre de 2011
El Centro de la Mujer Pedro Aguirre Cerda, en el marco de la celebración del Mes de la No violencia contra la mujer, realizará el seminario Prevención y atención de violencia de género en las familias, a llevarse a cabo el día viernes 18 de Noviembre en la sala de consejo de la I. Municipalidad de P.A.C., Av. Salvador Allende 2029 (ex Salesiano). En dicha oportunidad invitados/as provenientes de diversos ámbitos de la intervención psicosocial expondrán acerca de estrategias de acción preventiva y reparatoria de la violencia de género en el contexto familiar; en lo particular, me corresponderá hablar acerca de las principales dificultades que l@s profesionales encontramos a la hora de intervenir con mujeres víctimas de violencia de pareja.

Esta actividad no tiene costo y se realizará entre las 09:00 y las 13:30 hrs., siendo certificada por la Municipalidad de P.A.C. y el Servicio Nacional de la Mujer. Este seminario promueve el involucramiento de los varones como agentes que favorezcan el respeto de los derechos femeninos; por lo mismo, forma parte de la Campaña del Lazo Blanco: Comprometiendo hombres con poner fin a la violencia hacia las mujeres.


El programa del seminario es el siguiente:

09:00 – 09:15
Inscripción
09:15 – 09:30
Presentación del seminario
09:30 – 10:45
Primera mesa “Intervención comunitaria en la prevención de la violencia hacia la mujer”. Moderador: Francisco Álvarez
·         Prevención de violencia de género con jóvenes
·         Plan nacional de prevención de VIF de Sernam.
·         Aspectos legales de la intervención profesional en VIF
10:45 – 11:00
Ronda de preguntas
11:00 – 11:15
Coffee break
11:15 – 12:45
Segunda mesa “Atención de víctimas de la violencia de pareja”.
Moderadora: Claudia Bustamante
·         Niños y niñas como testigos de la violencia de pareja
·         Obstáculos en la atención psicológica de mujeres víctimas de violencia.
·         Intervención con varones que ejercen violencia hacia su pareja.

12:45 – 13:00
Ronda de preguntas
13:00 – 13:30
Cierre y entrega de certificaciones


La ficha de inscripción debe enviarse a esta dirección de correo, y puede descargarse desde este link.
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Consejos para denunciar la violencia intrafamiliar

jueves, 3 de noviembre de 2011

Como ya se habrán informado (y, para quienes no sabían, aquí les contamos), el Servicio Nacional de la Mujer está impulsando la denuncia de la violencia intrafamiliar contra las mujeres. El objetivo de este posteo es poder comentar algunos consejos ("tips") a la hora de denunciar la VIF:

  • La ley 20.066 de violencia intrafamiliar sanciona no sólo las agresiones contra mujeres, sino también contra varones y niñas/os, así como adultas/os mayores.
  • Cualquiera puede denunciar: parientes, vecinas/os, compañeras/os de trabajo, toda persona que tenga conocimiento de los hechos.
  • Las denuncias pueden realizarse en cualquier unidad de Carabineros, en Investigaciones, en el Ministerio Público (i.e. Fiscalía) o en Tribunales de familia. Asimismo, pueden denunciarse los hechos llamando al 133 o al 149. Al menos en este último número (no sé si en el resto de los casos), la denuncia puede hacerse anónimamente.
  • La ley distingue entre acciones que califican como faltas (violencia psicológica esporádica o puntual) y como delitos (amenazas de muerte, violencia física, violencia sexual, o violencia psicológica habitual). Las primeras se ven en Tribunales de familia y las segundas en Juzgados de Garantía ("se va a Fiscalía").
  • En mi experiencia, denunciar por amenazas de muerte, sin tener muy sólidas pruebas (v.gr. grabaciones o varios testigos) significa un trámite perdido, porque ningún/a juez encarcela a alguien porque la víctima, y sólo la víctima, diga que la amenazaron. Esto es especialmente cierto si es que no ha existido violencia física previa.
  • Cuando uno denuncia violencia psicológica (v.gr. insultos, control de salidas, impedir que uno se contacte con la familia) e incluye las amenazas de muerte, típicamente el trámite parte a juzgados de familia, pero el/la juez, al ver las amenazas, deriva el caso a Juzgado de Garantía y ocurre lo mencionado en el punto anterior.
  • Toda mujer que es víctima de violencia por un varón de su familia, puede solicitar gratuitamente asesoría legal, antes o después de la denuncia, en los Centros de la Mujer del SERNAM, de la comuna en la cual vivan o trabajen, en donde además se le otorgará ayuda psicológica y social. En este caso, para quienes sean vecinas de Pedro Aguirre Cerda o San Miguel, o trabajen ahí, pueden acudir al Centro de la Mujer P.A.C., ubicado en Tácito 5864, villa Sur, P.A.C., o llamando al (2) 481 3698, o visitando su página de Facebook.
   
Espero que lo anterior sirva para realizar denunciar más efectivas. Espero comentarios.

Nueva publicidad sexista

jueves, 27 de octubre de 2011
El sexismo (o machismo, como quieran) en la publicidad es un tema bastante antiguo, y debo (en cierta forma) "agradecerles" a los creativos de dicha rama que nos proporcionen tantos ejemplos de patriarcado en los medios de comunicación, para poder construir nuestras presentaciones y talleres pro equidad de género. Es tan obvio lo que hacen, que denunciarlos es muy fácil... casi demasiado fácil.

Una muestra de lo anterior lo encontré el día martes, llegando al Terminal sur de buses de Santiago, en el que una paleta luminosa me sorprendió por lo burda... si alguien cree que esto no exuda desprecio por las mujeres, le invito a que revise sus creencias.

Campaña de Old Spice

Lo peor es que me dirigí al sitio de Old Spice (cuya dirección aparece en los mensajes publicitarios, pero que en esta foto no alcanzó a aparecer), para "regocijarme" viendo rampante violencia simbólica, pero me vi sorprendido al encontrar el sitio en construcción. Mi especialidad es violencia de género y no marketing, pero creo que no es necesario hacer trabajar mucho las neuronas para darse cuenta de que uno no puede iniciar una campaña de marketing, invitar a visitar un sitio y encontrarlo en este estado.



Ojalá la empresa recapacite y abandone esta campaña que invita a los varones a despreciar a las mujeres y rechazar cualquier forma de "femineidad" (suavidad, vulnerabilidad, etc.) en sí mismos.


Actualización:


La empresa Old Spice no ha actualizado la página, sin embargo, sí comenzó una campaña radial ("Huele a hombre") con el mismo mensaje sexista.

Explorando en Internet, descubrí que esta campaña es del año pasado y tuvo bastante éxito en otros países. En el siguiente link pueden encontrar un análisis, desde el punto de vista del marketing, destacando lo bien pensado, pero también un ejemplo de lo que pasa cuando se piensa SIN enfoque de género.
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Derechos sexuales y reproductivos femeninos

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Fue el jueves de la semana pasada. Iniciaba un nuevo grupo de apoyo en el Centro de la Mujer. Como en toda sesión, me apresté a hervir el agua, colocar las galletas y la fruta en sus respectivos platos, preparar las tazas y las cucharas.

Una vez que llegaron y las saludé, procedí a servir todo para que pudiéramos disfrutar de una pequeña comida durante esas horas en las que estaríamos reunidos/as. De pronto, una de ellas, M., se cubrió la cara con las manos. La miramos, sorprendidos/as, y comentó: "Ud. es muy lindo. Ésta es la primera vez que un hombre me sirve".

Fue el primer gesto de esa reunión, se creó un ambiente particular y cómodo con inusual rapidez.

Realicé la aclaración inicial de expectativas y temas que iríamos trabajando a lo largo de las semanas, para pasar a tratar el tema de las relaciones de dependencia, tal como lo indicaba la planificación. Sin embargo, al poco andar M. necesitaba mencionar las diferentes formas de violencia que, se percataba, había estado vivenciando. Comentaba que pertenecía a un grupo musical y que en este tipo de grupos las situaciones de acoso sexual a las mujeres ocurrían frecuentemente... a ello se unieron las demás participantes, agregando otras formas de discriminación y agresión sexual de las que habían sido objeto. Como suele ser frecuente, los "agarrones" en el metro salieron rápidamente a la luz.

En ese momento, se me ocurrió que, ademas de trabajar esta visibilizacion de las formas de violencia, podíamos ir un poco más allá, hablando acerca de derechos sexuales y reproductivos femeninos. Mencioné el tema para proponérselas, y con sólo decir "derechos sexuales" me miraron con cara de que no habían escuchado eso en su vida. Lamentablemente, un hecho usual.

Comenzamos a discutir cuáles derechos tendrían las mujeres respecto de su cuerpo y lo que más salió fue (como resultaba esperable) tener relaciones sexuales y concebor cuando ellas quisieran, no sólo cuando sus (ex) parejas lo requerían. En mi experiencia evaluando mujeres víctimas de violencia (a esta altura, ya cientos), la violencia sexual está tremendamente presente. Y no lo digo sólo por las parejas por las cuales llegan al  Centro, sino también por familiares y conocidos (tíos, abuelos, padrastros, vecinos) que durante su infancia y juventud las violentaron de diversas maneras. Debo reconocer que, en este tema, ya nada me sorprende.

Pero me interesaba que no sólo discutiéramos lo que pasaba meramente "en la cama", sino también de la puerta para afuera. Y así fue que conversamos acerca de la responsabilidad que los servicios de salud tienen con los cuerpos de las mujeres, de respetar sus necesidades y proyectos de vida. Ahí fueron emergiendo relatos de malos tratos ejercidos por enfermeras o médicos/as. Todo lo plasmamos en el papelógrafo cuya foto está más arriba.

Para cerrar (el tiempo se había ido volando) mencioné el derecho inalienable de cada mujer de experimentar su sexualidad sin presiones, de la manera que ella quisiera y que la culpa era el gran obstáculo que el patriarcado instala en las mentes de las mujeres. Luego de expresar que estaban todas plenamente de acuerdo, M. dijo que era la primera vez en su vida (ya pasó los 50 años) que conversaba de estos temas con un varón, y que se sentía aliviada con ello. Las demás asintieron.

Al retirarse, me quedé pensando cuán importante es, particularmente para las mujeres víctimas de violencia de género, que existan varones que muestren, de modo concreto, que es posible establecer relaciones de equidad y respeto. Me sentí tremendamente agradecido de la posibilidad de poder aportar en este sentido. Asimismo, cuando hace un par de días tuve un encuentro con colegas de Curicó hasta Santiago en una capacitación dada por Sernam, me alegré de poder ver más psicólogos varones trabajando en los Centros de la Mujer, entre ellos mi antiguo compañero de carrera, Víctor Hugo Garrido. Poco a poco avanzamos en este sentido.
 

Presentación ante IV Coloquio de varones y masculinidades de Uruguay

martes, 24 de mayo de 2011
Facultad de ciencias sociales, Universidad de la República.

Ya ha finalizado el Coloquio internacional de estudios de varones y masculinidades en Montevideo, con resultados más que satisfactorios. Existió la posibilidad de conocer mejor lo que los/as demás colegas están trabajando en otros países, destacando cómo lo importante es comenzar a visibilizar la manera en que los varones deben incluirse en el trabajo por la equidad de género. En este sentido, una compañera feminista hizo interesantes aportes, durante una de las sesiones de la mañana, acerca de qué esperar (y qué no) del movimiento feminista, al cual se le interpela muchas veces desde el profeminismo, pero sin concentrarse adecuadamente en la labor que los propios varones deben realizar, crearse sus propios espacios.

Entre los aspectos que me parece más a destacar, es la importancia que se dio a describir en profundidad las estrategias de incorporación de los varones en el trabajo de prevención de violencia de género, en particular cómo incluirlo en las políticas públicas. El trabajo con el aparato estatal nuevamente resultó un punto fundamental en las discusiones.

Asimismo, desarrollar in extenso la problematización de los derechos sexuales y reproductivos de los varones, en toda su diversidad. Recordamos cómo Juan Guillermo Figueroa ha planteado este tema desde hace cierto tiempo, y en la mesa particular que existió sobre este tema discutimos incluir en la reflexión las disidencias sexuales. Personalmente abogué por el cuestionamiento al modelo patriarcal de familia que implica que los padres separados reclamen cuando se les impide ver a sus hijos e hijas después de terminar el vínculo con las madres. Asimismo, disentí públicamente de un colega, al señalar que la existencia de leyes que castigan el Síndrome de alienación parental, así como las de tuición compartida, son avances en este sentido.


La "armada chilena" que desembarcó en Uruguay fuimos 5 colegas: Pancho Aguayo, Klaudio Duarte, Rodrigo Aravena, José Olavarría y quien escribe. Pocos, en comparación a las delegaciones de Brasil o Uruguay, pero tuvimos la satisfacción de colocar temas importantes en la mesa: estudios empíricos acerca de conducta masculina (Pancho), paternidades que rompen el molde patriarcal (Klaudio), estrategias comunitarias de crear nuevas narrativas y prácticas masculinas (Rodrigo) y evaluaciones de cómo el sistema judicial "lee" a las mujeres imputadas en casos de VIF (José). Personalmente, realicé una presentación ante en la Mesa de trabajo sobre violencia de género I, cuyo archivo dejo a continuación para su descarga (en formato PDF):



Pronto tendré noticias acerca de la formación profesional en intervención con varones. Estén atentos/as.
  

Saludos desde Uruguay

viernes, 20 de mayo de 2011


Tengo el gusto de contar que este miércoles llegué a Montevideo al IV Coloquio Internacional de Estudios sobre varones y masculinidades "Politicas publicas y acciones transformadoras", organizado por Mujer y salud en Uruguay y EspacioSalud; está patrocinado por ONU Uruguay, UNFPA, ONU Mujeres y otras instituciones.

En esta oportunidad tendré la posibilidad de dictar una ponencia titulada "Prevenir al violencia de genero en (¿con?) varones: un análisis critico de la política publica chilena desde lo local", en la cual discuto cómo es que el estado chileno, tanto desde el gobierno central como sus ejecutores municipales, construye el modo en que debe prevenirse la violencia de genero y la posición en que los varones quedan, una posición compleja, en donde lo central es la inscripción de los varones fundamentalmente (¿exclusivamente?) como potenciales agresores, lo que puede terminar complotando contra un trabajo eficaz en este sentido.


Al llegar salí a conocer algo de la bohemia montevideana...justo el día en que celebraban su bicentenario en las afueras de la ciudad, por lo que el local al cual entré (Shannon Irish Pub) estaba vacío. La cerveza, en todo caso, estaba deliciosa y el local es bastante simpático, parece que es un clásico en la ciudad.


Ya terminó el segundo día y, además de empaparme de las visiones de lo que se hace y lo que viene, he podido reencontrarme con otras y otros colegas con los cuales compartimos el sueño de involucrar a los varones en la lucha por la equidad de genero: Benno de Keijzer de Salud y género, Marcio Segundo de Promundo, Juan Guillermo Figeroa del Colegio de México, y tantos otros. Las actividades se están desarrollando en la Intendencia de Montevideo y la Facultad de Ciencias sociales de la Universidad de la República (a la derecha). Lamentablemente hay bastantes mesas simultáneas, por lo que uno se pierde ciertos trabajos interesantes de otras/os colegas.
   

La experiencia de la victimización (I). El relato de sufrimiento como una narración pública

lunes, 16 de mayo de 2011
Fuente: www.caras.cl 

La persona que ha sufrido un acto de agresión experimentará, tal como bien lo sabemos, un trauma, un daño a su integridad emocional, a su visión no solo del mundo, sino también de sí mismo.

Como decía Barudy, el primer paso en el proceso de reparación del maltrato es reconocerse como víctima. No hay avance si es que no es posible mirarse a sí mismo como un ser que ha sido menospreciado, humillado, alterado en su normal devenir, porque una parte de sí misma fue alterada, destruida o, al menos, limitada.

En una primera instancia, la víctima requerirá observarse como tal. Tal vez esto parezca simple, pero lo cierto es que muchas personas no se dan cuenta de que han sido objeto de una agresión a pesar de que experimenten un claro malestar.

Un ejemplo lo podemos observar -esta situación me encanta usarla durante capacitaciones- cuando una mujer va a contratar un plan a una isapre. Por el solo hecho de no ser hombre, deberá pagar una prima claramente superior. Obviamente, a ninguna mujer le gusta tener que pagar más que los varones, pero eso no significa que sienta que está siendo objeto de violencia económica. Muchas no lo experimentan de este modo, pero cuando durante las sesiones de capacitación discutimos acerca de patriarcado y violencia institucionalizada, muchas (por no decir todas) terminan estando de acuerdo en que han sido víctimas de una violencia que está generada y transmitida ya no por individuos, sino sistemas completos.

Pero la experiencia privada no basta, no existe total consciencia en tanto este insight no es compartido y reconocido por otros.

Los teóricos postcognitivos (Shotter, Potter, etc.) señalan que el acto del habla "interna"es un acto siempre frente a un otro. Cuando pensamos y hablamos, hablamos para alguien, un alguien que puede ser uno mismo, la pareja, un ser superior, etc. A este "alguien", un Otro, tratamos de mostrarle lo que sentimos, convencerlo de lo que nos ocurre (o preguntarle, pedirle que nos saque de dudas, etc.). En este sentido, toda forma de  habla (incluso la "interna", "privada") es siempre social: es un relato hecho frente a un otro, es siempre dialogal, intersubjetiva.

Siguiendo la línea de la Psicología discursiva, autores han enfatizado que, ante cualquier posición acerca de un tema -en este caso, haber sido víctima de violencia-, existe siempre otra(s) posicion(es) posible(s), contradictorias: para este caso, no ser víctima de violencia, ser incluso el culpable, el victimario. Existe diversidad de posiciones discursivas, las cuales chocan entre sí. El relato desde una posición puede ser desacreditada o socavada desde otra posición. En este sentido, toda forma de habla implica una justificación, una argumentación, no una mera descripción neutra de los hechos.

Hago todo esta introducción teórica para hablar del caso Karadima y el relato de James Hamilton (y, por extensión, los demás denunciantes). La denuncia de este hombre, hay que decirlo primeramente, implica una tremenda valentía. Para los varones, ser víctima de abusos sexuales implica una tremenda lesión a su dignidad, lesión que, debido a los mandatos hegemónicos de masculinidad (heterosexualidad compulsiva, ser siempre activos en las relaciones sexuales, etc.), genera consecuencias más graves que en muchas mujeres (en las cuales, obviamente, es el impacto ya es intensísimo). Reconocerse víctima y decirlo por un canal de televisión en horario prime implica un acto de coraje ante el que no queda más que inclinar la cabeza.

(Nota para los y las lectoras extranjeras: En Chile, el caso Karadima hace referencia a los abusos sexuales que un connotado obispo católico chileno, Fernando Karadima -discípulo del sacerdote chileno más famoso de la historia, Alberto Hurtado-, habría ejercido contra diversos feligreses varones. Todos los involucrados pertenecen a la élite económica del país).

El caso es que, volviendo a la perspectiva retórica, la posición discursiva "soy víctima" enfrenta la de "él no es víctima", posiciones que pugnan ante una audiencia, a la cual tratan de convencer. Y aquí nos enontramos con la situación del cardenal Medina, cuyas declaraciones aparecen más arriba.

Este señor, haciendo gala de la sutileza e inteligencia que le caracterizan, ha formulado diversas declaraciones acerca de los abusos que Karadima realizó contra los jóvenes (y adultos) que lo circundaban. Entre otras cosas, ha atribuido explícitamente la agresión al demonio. Pero ha ido más allá. En la frase que aparece en el pantallazo que encabeza este post, trasluce la idea de que las víctimas de Karadima "sabían lo que hacían", o sea, era un acto consentido y, por lo mismo, no era violencia.

El tema no es tanto si un hombre (o mujer) de 17 años "sabe lo que hace", la "verdad" de dicha afirmación, sino para qué lo dice. El sentido de la afirmación es socavar la credibilidad de la víctima, legitimar los actos de Karadima. De este modo, operan en este "choque de opiniones" al menos dos fuerzas sociales contrapuestas: las que luchan por mostrar y visibilizar la violencia sexual ejercida por el sacerdote, y las que pretenden señalar que los hechos no corresponden a situaciones de abuso, esto es, estos actos (y los de otros sacerdotes en similar situación) son legítimos o, al menos, no son delito.

Obviamente, las declaraciones de Medina no ocurren en el aire. Existe en el país (y buena parte del mundo) una significativa discusión acerca de los casos de abusos sexuales de sacerdotes católicos contra sus fieles. Y el impacto de este caso, de un personaje conocido dentro de la elite chilena, implica que la culpabilidad de Karadima socava aún más la credibilidad del clero chileno. Es un caso no sólo personal, sino político. Es, tal vez, la mejor muestra que el relato de la victimización no es de una persona, sino un relato contruido socialmente, negociado, aprobado o rechazado por otros. El resultado de este fenómeno intersubjetivo tiene consecuencias que traspasan el círculo de Hamilton, o Karadima, o Medina. Porque toda forma de violencia (la que importa a los medios de comunicación, y la que no) nos termina afectando a todos.

Todo relato acerca de la victimización es un acto político, en tanto intenciona una cierta forma de sociedad. En el caso de Hamilton, implica visibilizar ciertas formas de relacionarse al interior de una institución, que tienen impacto no sólo en los niños, sino también adultos. Por eso es relevante. Y por ello nos detenemos a analizarla en este blog.

Invito, nuevamente, a revisar la entrevista que James Hamilton dio al programa Tolerancia Cero. Es muy interesante, incluso para quienes no son chilenos, porque el coraje que se requiere para esto, se observa pocas veces:





      

Fono para informar/se sobre violencia contra la mujer

lunes, 28 de marzo de 2011


Además de mencionar la aparición de la campaña "Maricón, el que maltrata a una mujer", el objetivo de este post es resaltar que el Sernam ha lanzado un número de teléfono para informar y prestar ayuda sobre violencia contra la mujer, disponible las 24 horas del día.

¡A informarse e informar a otros/as!
 

El machismo (im)perceptible

viernes, 18 de marzo de 2011
Cuando hablamos de violencia contra las mujeres, es muy fácil mencionar los golpes, gritos y empujones, en el contexto de la pareja. Pero éstas son sólo las formas más típicas o, mejor dicho, a las que nos tienen acostumbrados a concebir como violencia... la socialización patriarcal de género también resulta una forma de violencia (tema al cual aludía Judith Butler, al menos desde otra perspectiva, cuando hablaba de la performatividad), al inculcar un modelo patriarcal de ser varón o mujer.

Ello implica no sólo mostrar "lo bueno" (i.e. machista), sino también castigar cualquier forma en que la persona intenta alejarse de los modelos hegemónicos de masculinidad o femineidad (es cosa de acordarse de lo que ocurre cuando un varón quiere involucrarse activamente en lo doméstico: los motes de "mandoneado", "macabeo", etc. le llegan rápido, por parte no sólo de varones).



Visibilizar esta pedagogía patriarcal fue mi objetivo, al participar en el programa "Entre amigas y amigos" de radio Primero de mayo, de la población La Victoria, en la comuna de Pedro Aguirre Cerda, como representante del Centro de la Mujer P.A.C. Lamentablemente, tuvimos problemas para grabar toda la sesión, por lo que pude rescatar una parte (con una perspectiva que no es la mejor, hay que decirlo), la que dejo a continuación:





Les invitamos a comentar: ¿Es para tanto? ¿Qué otras formas de socialización machista que ocurran en la vida cotidiana es importante visualizar, y que a los/as demás les pase desapercibido?
  

Textos para descargar

sábado, 5 de marzo de 2011

El tiempo pasa, y me he dado cuenta de que desde que empecé a trabajar los temas de género, harta agua ha pasado bajo el puente... con lo que he ido acumulando escritos y ponencias, algunos de los cuales han sido publicados en libros, y otros quedaron en las mentes de los/as asistentes a los congresos en los cuales he dictado ponencias, pero no más allá. A ello se suman otros textos que elaboré en su momento, pero que no publiqué finalmente.

Es por ello que he querido reunir y publicar mi producción (a pesar de que parte se ha perdido en el camino), para compartirla con quien desee revisarla y usarla. Se solicita, solamente, citar la fuente.

El más antiguo de los documentos elaborados es una ponencia que realicé en 1999, cuando seguía la línea mitopoética (en la onda de Robert Bly). Como podrán ver, me alejé bastante de dicha línea de pensamiento con los años, pero igual le tengo cariño.

Los documentos corresponden a presentaciones (de Power point) y artículos (de Word), en formato PDF:

Aprontándonos para el 8 de Marzo

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Se acerca el Día Internacional de la Mujer. A diferencia de otras personas, para mí no significa "el cumpleaños de las mujeres", sino el día en que se conmemora la lucha de las mujeres por defender sus derechos. Bueno, no soy el único que piensa esto. Lo importante es recordar que un movimiento social ha hecho posible que la subordinación femenina se visibilice, al menos un día al año.

Lo cierto es que se conmemora el día de la Mujer Trabajadora, a partir del fatídico 8 de marzo de 1908, en el cual 129 mujeres fueron asesinadas por defender derechos laborales. Las discriminación económica, una de las tantas formas de violencia de género.

Me gusta pensar que no sólo mujeres trabajan por la equidad de género en nuestro país, habemos hombres que también solidarizamos con dicha lucha y colocamos nuestro grano de arena, desde la especificidad que el posicionamiento que poseemos nos permite, desde las experiencias de un Otro -ya no el Uno, como diría Simone de Beauvoir- que también lucha por liberarse del patriarcado.

En su libro "Hombres: placer, poder y cambio", Michael Kaufman (a la derecha) reflexiona acerca de las formas de violencia masculina. Ahí describe cómo la violencia contra las mujeres está ineludiblemente unida con la violencia contra otros hombres (como la homofobia, por ejemplo) y contra sí mismos. Me gustó mucho descubrir este texto (allá por 1996, según recuerdo, facilitado por mi amigo de aquel entonces dr. Bernardo Castro, profesor de la escuela de Sociología de la U. de Concepción), porque mostraba el germen de un tema no menor: la violencia patriarcal nos termina dañando tremendamente a los varones.

Ben Mudge, en su texto Sexism & Stoicism. Theorizing profeminist strategies, nos muestra la tarea de mostrar a los varones la importancia de colaborar por la equidad no es fácil. Simplemente decir "luchar contra la violencia hacia las mujeres es malo" no basta, no remueve tantas consciencias como quisiéramos, es necesario mostrar cómo los propios varones terminan siendo afectados por este tema.

Algo en este sentido tratamos de intencionar en el Centro de la Mujer P.A.C., de Sernam, el pasado 27 de Noviembre, en donde, en el marco del Día Internacional por el fin de la violencia contra la mujer, realizamos una actividad enmarcada en la Campaña del Lazo Blanco, consiguiendo que varones de la comuna (dirigentes sociales, religiosos, municipales, profesionales y vecinos) se comprometieran públicamente a trabajar en sus respectivos ámbitos para que la violencia contra las mujeres terminara. En este sentido, durante las conversaciones que me tocó sostener para conseguir los apoyos, así como la realización misma de la actividad frente a las vecinas y vecinos reunidos, la idea fuerza que traté de socializar fue que los varones podemos ser un ejemplo de cuidado hacia los otros. Debo reconocer que me inspiré en uno de los mensajes de la Campaña del Lazo Blanco de Canadá de hace algunos años: "My strenght is not for hurting" (i.e. "Mi fuerza no es para herir"). Tenemos que tomar conceptos que, si bien se basan en el patriarcado, pueden ser resignificados para respaldar la intervención social por la equidad de género.