Un poco de humor...

jueves, 18 de noviembre de 2010


Gracias a Liniers.

Trabajando con y para mujeres

martes, 29 de junio de 2010
Desde abril de este año me encuentro laborando en el Centro de la mujer de Pedro Aguirre Cerda, un programa del Servicio Nacional de la Mujer ejecutado por la municipalidad de P.A.C.

Este trabajo tiene bastante particularidades. Como programa estatal ejecutado localmente, me encuentro con una doble dependencia (del gobierno central y del comunal), así como me corresponde ser la cara visible de las entelequias "municipio" y "gobierno", soy a quienes agradecen (o reclaman) cuando las políticas que apuntan a generar mayor equidad de género entre varones y mujeres funcionan (o no).

Pero el motivo de este post va más allá de ello. Tengo el raro privilegio de ser un psicólogo varón trabajando por detener la violencia desde la "primera línea", en un espacio típicamente femenino. Como es lo tradicional en estos casos, la coordinadora del centro, la abogada y las monitoras son todas mujeres (aunque, justo es decirlo, hay un estudiante en práctica de derecho que es varón también), lo que me coloca en una situación en donde mi masculinidad se coloca en una tensión muy interesante.

Interesante porque las mujeres que acuden al centro buscan detener la tremenda violencia que sufren de parte de varones. Y se encuentran con que, quien las va a apoyar en su proceso de liberación personal, de reflexión y cambio en su psicoterapia, es del mismo sexo que su victimario.

Cuando entré al centro me preguntaba cuánto rechazo podría generar ya no encontrar a "la psicóloga" (como se suponía que sería en cualquier centro de Sernam) sino "el psicólogo". Y me encontré con que la recepción era mucho mejor de lo que esperaba. Motivo más que suficiente para alegrarme.

Pero ello no basta. Los estudios de género, gracias al tremendo aporte que el movimiento feminista ha realizado, han mostrado cómo las mujeres han aprendido a mirarse desde la perspectiva masculina. Por tanto, reproducir esta relación patriarcal no es tan difícil. Sé, por tanto, que sólo la autocrítica constante me impedirá caer en el juego de "varón que le muestra a las mujeres cómo ser mujer libre", que el peligro está latente, porque la socialización patriarcal es pesada, antigua y sutil, y su reproducción es muy fácil de llevar a cabo.

Por mucho que intencione y proponga a mis usuarias un camino de liberación, es imprescindible que ellas hagan emerger su propia voz, fruto de un diálogo entre mujeres. En este sentido, las actividades grupales me parecen una instancia irreemplazable, en la cual con la otra facilitadora vamos tejiendo nuevas relaciones sesión a sesión, guiándonos por los avances que se han sistematizado respecto de cómo parar este flagelo.

Y, en este sentido, también actuamos socialmente, en escuelas, jardines infantiles y redes comuntarias de P.A.C. y San Miguel, en donde me corresponde encontrarme con mujeres que se empoderan progresivamente, así como varones consciencias de la necesidad de que, quienes hemos disfrutado tradicionalmente de los beneficios del patriarcado, nos unamos a la lucha por la equidad. Su retroalimentación, así como la que recibo de quienes pertenecen a la Red MenEngage, me resulta fundamental para seguir avanzando en un mundo más justo para las mujeres y niñas de Chile y, por extensión, también para los varones.

"Yo no puedo ser libre,
sólo nosotros podemos ser libres"
(Anónimo)

Material de trabajo con Juntas de vecinos

viernes, 19 de febrero de 2010
Ésta es la última entrega de materiales para desarrollar talleres de prevención de violencia contra la mujer, con juntas de vecinos. Con ellas se profundiza en la fijación de límites y la crianza de hijos/as con equidad de género, mientras que con el personal de establecimientos educacionales se enfatizan las prácticas pedagógicas (al interior del aula, la fijación de normas de convivencia y la relación con apoderadas/os) y con adolescentes se trabaja el tema del pololeo sin violencia.

Debido a la naturaleza de la labor que se suele realizar con estas organizaciones, a diferencia de los posts anteriores, no coloco presentaciones de power point, porque muchas veces no pueden ser usados.

Para descargar:

Material de trabajo con jóvenes

martes, 16 de febrero de 2010
En el post anterior coloqué los power points y manual para trabajar con docentes. Ahora adjunto similares materiales (y videos) para los talleres con adolescentes. Al mismo tiempo, quiero avisar que el manual para profesores tenía algunos errores que ya corregí, así que invito a descargarlo de nuevo (los PPT siguen igual).

Debido a que he adjuntado videos que pesan bastante (formato AVI, para ser ejecutados en cualquier PC), la sesión 3 la dividí en 3 partes.

Que el material les sea útil.






Manual (en PDF)

Material de género y violencia en la escuela para descargar

miércoles, 3 de febrero de 2010

En el Proyecto de prevención de violencia contra la mujer de Pedro Aguirre Cerda hemos querido socializar el material que hemos estado creando a lo largo del año. Es por ello que subimos a la red los power point y el manual de las 6 sesiones de los talleres que realizamos con el personal de los jardines infantiles y colegios con los hicimos talleres acerca de violencia de género y educación. Pueden ser descargados y usados libremente, sólo pedimos que citen la fuente.
Los archivos son los siguientes:

Lecciones al intervenir en violencia de género en establecimientos educacionales

viernes, 29 de enero de 2010

En el proyecto de prevención de violencia contra la mujer de Pedro Aguirre Cerda nos corresponde realizar intervenciones desde diversos ámbitos. Uno de los que nos ha proporcionado más satisfacciones ha sido el educacional.

Partimos el proyecto elaborando un catastro de todos los establecimientos educacionales -públicos y privados- de la comuna y contactándonos con sus directores/as, proponiendo formar monitoras/as en prevención de violencia contra la mujer tanto dentro del alumnado como con el personal. Muchas veces la recepción no era la que esperábamos, pero ocurrieron varias experiencias que nos llamaron la atención.

En primer lugar, uno como psicólogo, al momento de entrar a un colegio, debe recordar que esta institución posee lógicas distintas a, por ejemplo, las juntas de vecinos. Señalo esto, bastante obvio, porque deben traerse a colación los conocimientos no sólo de Psicología comunitaria, sino especialmente de Educacional, o uno puede terminar realizando actividades buenas para llenar estadísticas, pero que no poseen un impacto real en este tipo de organizaciones.

En concreto, me quiero referir al hecho de que los talleres, herramientas tan frecuentes en centros culturales, la calle u otros espacios, sirven sólo en la medida que se acompañe al docente en su trabajo diario en el aula. Y eso requiere un compromiso con el colegio de largo plazo.

En la comuna de P.A.C. comenzamos el proyecto con esa idea en mente. En los establecimientos educacionales en los cuales hemos intervenido, varios directores/as han planteado la necesidad de seguir adelante también en 2010. Y, sobre ello, quiero destacar un caso.


Un colegio de la comuna aceptó el reto de trabajar con alumnos/as y el personal (lo más frecuente es que se intervenga sólo con uno de ellos). Llevamos a cabo talleres por separado, con un punto claro en común: la promoción de una adecuada convivencia al interior de las aulas. Fueron 2 grupos de 14 alumnos/as y otro con todos/as los/as profesores/as de enseñanza media (uno de ellos es el de la fato anterior). Antes de ponernos a "pontificar" sobre el tema, colocamos especial énfasis en diagnosticar la situación de las relaciones entre hombres y mujeres desde la perspectiva de los actores: alumnos, alumnas, docentes y asistentes de la educación.

A veces los profesionales que llevamos tiempo trabajando en cuestiones de convivencia, familia, etc. creemos que nuestra experiencia nos indica cuáles son los problemas y en qué intervenir, rápidamente. En este caso, el diálogo con ellas y ellos nos mostró que los balances de poder entre varones y mujeres estaban cambiando más rápido de lo que pensábamos, y que si utilizábamos los enfoques tradicionales podríamos cometer varios errores significativos al plantear el tema, especialmente con los/as jóvenes.

El mejor ejemplo de ello ocurrió cuando nos pusimos a conversar con ellos/as acerca del pololeo, eje central de nuestras intervenciones. En vez del clásico cuadro de una relación de pareja como una cuestión de dos personas, la situación era mucho más compleja: lo tradicional era que los varones de 3° y 4° buscaran a niñas de 1° medio, recién llegadas al ciclo, para buscarlas como parejas fáciles de controlar. "Carne fresca" era un término que se repetía para describir el hecho. Hasta ahí nada nuevo. El caso es que en los últimos años, las chicas de esos cursos mayores, viendo cómo los varones aprovechaban el poder que daba la diferencia de edad (además del género), comenzaron a imitarlos e ir en busca de los chicos más jóvenes (de 1°), reproduciendo dinámicas de control en los que ellas poseían el poder.

Por supuesto, cada miembro de la pareja tenía su círculo de amistades, quienes activamente opinaban acerca de la conveniencia de la relación, lo cual, según los/as jóvenes, ayudaba a tensar este pololeo. Y ello no quedaba ahí, sino que ocurría también la intervención de algunos/as docentes, quienes también estimulaban o colocaban reparos a dichas relaciones. En resumen, "aquí cuando se forma una pareja no pololean dos, pololea todo el colegio", según sus propias palabras. Y, cuando la violencia aparecía, los involucrados eran muchos, como es obvio.

Aparecen, por tanto, dinámicas entre pares e interestamentales que requieren un abordaje mayor. Discutir estos temas con los docentes de aula, directivos y asistentes de la educación iba, por tanto, más allá de cuestiones como la tríada "víctima-victimario-testigo" que se suele usar para comprender el fenómeno de la violencia en la escuela. Había temas intergeneracionales que considerar (v.gr. derechos de la infancia y el rol de los adultos, por mencionar un caso) antes de proponer alternativas a la resolución de estos conflictos.

En esta experiencia el apoyo de la dirección ha resultado fundamental, y me dejó una sensación muy esperanzadora, el ver que existía una clara decisión de colocar el considera el género como elemento fundamental de la política de convivencia escolar del establecimiento. Cuestión que, obviamente, implicará intencionar acciones más profundas y complejas a las ya planteadas.